miércoles, 18 de noviembre de 2009

La chica de Paris



Sinopsis: A sus treinta años, Sandrine está decidida a realizar el sueño de su vida: hacerse agricultora. Deja París, su trabajo de informática y se va a una granja aislada en la meseta de Vercors. Adrien es un viejo campesino, amargado y cansado que ha decidido vender su granja. No tiene ganas de transmitir a nadie sus conocimientos y menos a una parisina. Sandrine se encarga sola de las cabras, supervisa la transformación de un viejo establo en casa rural y utiliza una página web para vender sus productos y entrar en la hostelería. Es una nueva forma de llevar una granja, Adrien tiene sus dudas, observa la transformación de la granja dónde ha pasado toda su vida y dónde debe permanecer un año más. Un verano y un invierno durante los cuales Sandrine y Adrien se enfrentarán. Pero poco a poco empezarán a compartir la granja y surgirá el cariño (vertigofilms.es)




Es una película muy sencilla, pero hecha con mucho encanto.

domingo, 15 de marzo de 2009

El espantoso placer...



Me paseo por las estanterías de la biblioteca. Los libros me dan la espalda. No para rechazarme, como las personas, sino de un modo hospitalario, para presentarse. Metro tras metro de libros que jamás podré leer. Y yo sé: es vida lo que se me ofrece, son añadidos a mi propia vida que están esperando a ser usados. Pero a la velocidad que desaparecen los días, las posibilidades permanecen...abandonadas. Uno de estos libros podría haber sido suficiente para cambiar mi vida por completo. ¿Quién soy ahora? ¿Quién podría haber sido?

(El espantoso placer. Epístolas sobre los misterios de la lectura, Simen Skjönsberg)

sábado, 24 de enero de 2009

"Ser sordociega no importa, lo que importa es que soy feliz"


He encontrado un artículo que habla sobre una chica sordociega que ha podido acceder a la universidad. En la entrevista cuenta su vida:



Tengo 27 años. Nací en Etiopía y vivo en Madrid desde los siete años. Soy sordomuda y ciega. Estudio segundo curso de magisterio. He tenido novio, pero ahora mismo no. ¿Política? Buena gestión. Creo en Dios y soy católica. Me gusta hacer ganchillo, chatear, pasear y dormir.

¿Y por qué usted quiere entrevistarme?
¡Es la primera sordociega universitaria en España!Ah, sí. ¿Qué quiere saber?

¿Oye usted algo?Nada.

¿Ve algo?Algo de luz y borrosas manchas de colores.

¿Y cómo consigue estudiar?Con textos en braille.

¿Cómo le examinan los profesores?Con las preguntas traducidas al braille, y mis respuestas en braille, que les traducen a los profesores.

¿Por qué estudia magisterio?Porque quiero ser profesora de educación especial para ayudar a niños sordociegos.

¿Ser sordociega no será una barrera insalvable para ser docente?Yo sigo estudiando con la ilusión de enseñar un día a esos niños, y lo conseguiré de algún modo.

¿Desde cuándo es usted sordociega?Nací sordomuda. Y me quedé ciega siendo muy niña, cuando vagaba por las calles de Wolo, en Etiopía…

¿Vivía en las calles?No sé si mis padres me abandonaron o si la guerra los mató... No lo sé. Sé que me quedé sola por la calle. Era sordomuda, no podía comunicarme. Aprendí a imitar gestos para pedir comida y bebida. Una infección, luego, me dejó ciega. Me caía, me golpeaba, me hacía siempre daño… Y lloraba.

¿Qué recuerda más de aquellos días?Que de pronto no sabía dónde estaba. Me perdía, y sentía mucho miedo. ¡Y gritaba, gritaba…! Entonces aparecía alguien, me ayudaba y me calmaba. Hasta que me recogieron unas monjas católicas en su orfanato.

¿Quién la trajo a España?Un día llegó allí una española, Carmen Corcuera. Su hija y su yerno trabajaban como diplomáticos en la capital de Etiopía. Como voluntaria, Carmen ayudó a las monjas. Le apenó ver que los otros niños me pegaban por ser sordociega… Decidió adoptarme y traerme a España. Llegué con siete años.

¿Qué sintió usted cuando lo supo?Yo sólo me enteré de que me vestían con ropa nueva y me llevaban.

¿Qué le gustó más de España?La comida, los juegos, los juguetes y las manualidades para coser la ropa y hacer vestiditos de punto para los muñecos…

¿Alguna vez ha pensado que Dios ha sido injusto con usted?¿Por ser sorda, muda y ciega?

Por eso.Ser o no ser sordomuda o ciega no es muy importante: no tiene nada que ver con ser feliz o no.

¿Es feliz?Sí, me siento muy feliz. ¡Y esto sí es lo importante!

Mi discapacidad no me hace sufrir. Puedo estudiar, ¡puedo comunicarme!, puedo esforzarme, encuentro soluciones, tengo posibilidades…

¿Cuál es el lado malo?Me marginan por mi discapacidad. Y viajo en metro y es peligroso… Y los que mandan nunca piensan en los sordociegos.

¿Qué sintió al saber que era la primera sordociega universitaria en España?Primero, felicidad. Ahora estoy un poco agobiada porque me dan mucho trabajo las seis asignaturas en las que me he matriculado.

¿Tardará lo mismo en terminar la carrera que los demás matriculados?Necesitaré más tiempo. Cada curso lo hago en dos años.

¿Qué le diría a un joven que, teniendo vista y oído, prefiere no estudiar?¿Yo? ¡Nada! Las decisiones de cada uno deben respetarse. Si esa persona fuese muy amiga, le daría mi opinión en confianza…

Con vista y oído, ¡sería catedrática!Deje, deje, que eso supone más trabajo.

¿Qué lecturas prefiere?Libros de historia, de recetas (me gusta cocinar) y de biología. Y me gusta mucho escribir mis sueños a modo de cuentos.

¿De qué se siente más satisfecha?De ser independiente con las nuevas tecnologías: ordenador, Braille Lite, teléfono móvil, EasyLink…

¿Tiene amigos y amigas? ¿Cómo se comunica con ellos?Con lenguaje dactilológico, con tablilla de comunicación, ordenador y mensajes de móvil, con un centro de intermediación.

¿Le gustaría casarse, tener familia?El futuro lo dirá.

¿Cuál es su mayor sueño de futuro?Vivir sola en una casa…, o con mi pareja. Y con un trabajo de profesora particular para las personas sordociegas como yo.

¿Qué sería hoy de usted si no hubiese salido de Etiopía?Viviría en el orfanato, sin saber hablar, escribir ni leer. Allí no existen los medios para enseñar todo eso.

¿A qué personas admira más?A mi madre, Carmen, una persona muy valiente. Me adoptó siendo sordociega ¡sin poder comunicarse conmigo! Y aquí buscó a especialistas, aprendió a comunicarse conmigo… ¡La quiero muchísimo!

Si mañana usted oyese y viese, ¿qué es lo primero que haría?No lo sé, me cuesta mucho imaginar eso… Me gustaría ver la tele, ver fotos, leer en tinta, ver dibujos, pasear viendo el paisaje… Y me encantaría escuchar voces de personas, y radios…

Impresiona ver cómo mueve las manos a velocidad asombrosa: así habla. Su amiga Juani Álvarez(que no es ciega ni sordomuda, pero estudió este lenguaje dactilológico) mira esas manos y traduce lo que dice Gennet. Yo pregunto, Juani mueve sus manos, Gennet se las toca… y nos entendemos. ¡Lástima que no haya una cámara de televisión que asista a este fascinante espectáculo de comunicación humana! Gennet levanta el mundo con el tacto. Transmite placidez, entereza e inteligencia. El ser humano habita más allá de los sentidos. Ha estado en Barcelona de la mano de la Fundación ONCE para la atención de personas sordociegas, 6.000 en España, ¡de las que podemos aprender mucho!

Víctor M. Amela (La Vanguardia)

martes, 13 de enero de 2009

Vivir bajo la lluvia...

La vida no es esperar a que la tormenta pase...
ni es abrir el paraguas para que todo resbale...

Es aprender a bailar bajo la lluvia.

domingo, 4 de enero de 2009

Feliz 2009


Quentin Blake

El tiempo no existe. El tiempo sólo son las cosas que te pasan, por eso pasa tan deprisa cuando a uno ya no le pasa nada [...]

La monotonía hace que los días resbalen sobre la vida a una velocidad increíble sin dejar una huella.


Los inviernos de la niñez, los veranos de la adolescencia eran largos e intensos porque cada día había sensaciones nuevas y con ellas te abrías camino en la vida cuesta arriba contra el tiempo. En forma de miedo o de aventura estrenabas el mundo cada mañana al levantarte de la cama.


No existe otro remedio conocido para que el tiempo discurra muy despacio sin resbalar sobre la memoria que vivir a cualquier edad pasiones nuevas, experiencias excitantes, cambios imprevistos en la rutina diaria.

Lo mejor que uno puede desear para el año nuevo son felices sobresaltos, maravillosas alarmas, sueños imposibles, deseos inconfesables, venenos no del todo mortales y cualquier embrollo imaginario en noches suaves, de forma que la costumbre no te someta a una vida anodina. Que te pasen cosas distintas, como cuando uno era niño.

Manuel Vicent